El camino hacia el trono de Leonor en 12 pasos: una reina para el futuro

El lunes 31 de octubre de 2005, venía al mundo la primera hija del príncipe Felipe y Letizia Ortiz. Lo hacía a una hora un tanto intempestiva, las 01:46 horas de la madrugada, en el Hospital Ruber Internacional de Madrid, tras unas seis horas de un parto que terminó en cesárea. La pequeña pesó 3,54 kilos y midió 46 centímetros: rubia y con unos inmensos ojos azules, el parecido con su padre era evidente.

El Príncipe de Asturias, que había estado presente en el alumbramiento, confesó: "Esto es lo más bonito que le puede ocurrir a alguien en la vida (…) ver por primera vez la cara de tu hija, y la de la madre en el proceso, es algo excepcional".

Toda la Familia Real acudió a conocerla, desde los monarcas, Juan Carlos I y su esposa, pasando por las infantas Elena y Cristina; también los Ortiz Rocasolano. Tras ese primer encuentro, doña Sofía definió a su nieta como una niña "gordita y redonda" y comentó que había perdido la apuesta en referencia al sexo del bebé, dejando claro que nadie conocía ese detalle con antelación. Precisamente, el hecho de que fuera mujer puso sobre la mesa la cuestión sucesoria.

Leonor ocupaba el segundo puesto en la línea de sucesión y tenía tratamiento de infanta de España. Sin embargo, la incógnita sobre su futuro estaba determinada por su género: la Constitución española da prevalencia al varón sobre la mujer en el acceso al trono. Por eso, en el caso de que, tras ella, naciera un niño provocaría un cambio en el orden.

Para mantenerla en su lugar, se hacía necesario reformar la Carta Magna, un proceso complicado que conlleva la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones. No fue necesario: la segunda descendiente de los Príncipes de Asturias también fue niña: la infanta Sofía, que vino al mundo el 29 de abril de 2007. Con ella, la pareja daba por completada la familia.

Una semana después de llegar al mundo, Leonor fue presentada en sociedad en las puertas del hospital, el 7 de noviembre de 2005. La feliz madre, vestida con un traje de chaqueta en color beis, no podía ocultar su felicidad; tampoco Felipe.

Una vez instalados en Zarzuela se tomaron las primeras fotografías oficiales de la niña, tanto con sus padres como con el resto de familia paterna y materna. La imagen más significativa mostraba a Juan Carlos I junto al heredero a la Corona y su primera hija, escenificando el presente y el futuro de la Institución.

El 14 de enero de 2006, la primera hija de los Príncipes de Asturias era bautizada con el nombre de Leonor de Todos los Santos Borbón Ortiz en el Palacio de La Zarzuela. La ceremonia, oficiada por el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, se celebró en el vestíbulo de entrada al pabellón de caza del siglo XVII.

Se utilizó una pila bautismal románica, así como agua traída del río Jordán. Sus padrinos fueron sus abuelos paternos. El bebé cumplía con la tradición y lucía el mismo faldón de cristianar que vistió Juan Carlos I durante su bautizo en la capilla de la Soberana Militar Orden de Malta, en Roma.

Pese a la incógnita que pesaba sobre el futuro en el trono de su primogénita, Felipe y Letizia eligieron para ella un nombre de reina con "muchos vínculos históricos", tal y como expresaron. El primero de ellos relacionado con el título que ostentaría la entonces Infanta cuando su padre se convirtiera en Rey. Leonor se llamaba la esposa de Juan I de Castilla, que fue precisamente quien instituyó el Principado de Asturias en 1388 y quien decidió que esa distinción se otorgara al heredero a la Corona.

Por tanto, la elección del nombre para la pequeña no podía ser más adecuado. Ella es la Princesa de Asturias número 13 y será la cuarta con este título en acceder al trono después de que lo hicieran Isabel la Católica, Juana la Loca e Isabel II.

Leonor está destinada a convertirse en la primera reina reinante en España con ese nombre, el resto han sido consortes. Antes que ella, estuvo en el trono Leonor de Navarra, hija de Juan II de Aragón y de Blanca de Navarra, que sucedió a su padre y fue alzada al trono en 1479. Pero eso fue antes de que naciera el Reino de España como tal, por lo que no forma parte del cómputo real. Además, apenas estuvo en el cargo quince días.

Hay otras Leonores célebres en la historia, como la primera princesa vinculada a la Corona de Castilla, Leonor de Plantagenet, casada con Alfonso VIII. Su madre era Leonor de Aquitania, reina consorte de Francia e Inglaterra por sus dos matrimonios y una figura tan apasionante como controvertida. De ella se dice que fue la primera feminista en la corte y también la primera en contar con un ejército propio para ir a las Cruzadas.

En el siglo XIII, otra consorte con ese nombre fue Leonor de Castilla, esposa de Eduardo de Inglaterra. Leonor de Austria, hija de Juana la Loca, también reinó primero en Portugal y luego en Francia gracias a dos uniones matrimoniales.

Cuando la hija de Felipe VI y Letizia llegue a portar la corona la habrán sucedido en el trono 24 monarcas: 21 hombres y tres mujeres. Leonor I de España será la primera mujer en más de dos siglos que se convierta en Jefa de Estado, además de la mejor preparada de la historia.

Una de las grandes preocupaciones de Letizia es proteger al máximo la privacidad de la heredera. Por eso, lo que se conoce de Leonor es casi exclusivamente institucional, con medidas apariciones públicas y siempre justificadas dentro de sus deberes reales o los de sus padres. Desde su nacimiento, hasta su mayoría de edad, España la ha visto crecer con una exposición pública muy controlada por el equipo de Casa Real.

Se la presentó oficialmente cuando vino al mundo, luego llegó el bautizo, los posados en la misa de Pascua en Mallorca y los veranos en Marivent, salpicados con su primer día de colegio, las felicitaciones navideñas y alguna aparición espontánea en Zarzuela. Así transcurrieron sus primeros años de vida a nivel mediático.

En 2014, año en el que fue coronado Felipe VI tras la abdicación de Juan Carlos I, cuando acompañó a los Reyes por primera vez al desfile del Día de la Hispanidad, junto a su hermana, Sofía, lo que marcó un aumento en su visibilidad institucional. Después vendrían otros actos relevantes como la entrega del Toisón de Oro, salidas culturales, su visita a Covadonga (Asturias), los premios Princesa de Girona y su debut en los Princesa de Asturias en 2018.

En 2021, Leonor protagonizó al fin su primer compromiso en solitario, la celebración del 30º aniversario de la creación del Instituto Cervantes, antes de poner rumbo a Gales. Su paso por el internado UWC Atlantic College también estuvo blindado, como sucedió en el colegio Santa María de los Rosales. Ni una sola imagen suya en el centro, salvo las de su llegada ofrecidas por la Casa Real y las de su graduación.

La primogénita de los Reyes no tiene Instagram ni otras redes sociales (al menos no conocidas) y, a diferencia de otras princesas de su generación, tampoco ha participado en eventos reales en el extranjero, como la fiesta del 18 cumpleaños de Ingrid de Noruega, a la que sí asistieron varias teen royals europeas.

La misma política de total privacidad se ha impuesto en la Academia General Militar de Zaragoza, donde ha comenzado su formación castrense. No se permite al resto de los cadetes hacerle fotografías en el centro y las pruebas gráficas de su entrenamiento militar han sido distribuidas en el momento oportuno por Zarzuela; todo bajo control.

Este es un empeño personal de la Reina, que ha sido apoyado por Felipe VI y que ha originado algún que otro contratiempo público. Famoso es el rifirrafe que mantuvo en 2018 en la misa de Pascua de Palma, cuando Letizia se negó a que Leonor y Sofía posaran con la Emérita para la prensa, provocando momentos de tensión que fueron recogidos en la prensa internacional. En cuanto a las fotos con sus tías o sus primos, hace años que no existen. La Reina quiere forjar una jefa de Estado y el boato y el glamour de la monarquía es secundario para ella.

Si su madre fue princesa por sorpresa, ella será reina por derecho propio, por lo que su formación es crucial para el papel que le tiene destinado el futuro. En septiembre de 2007, la Infanta, que aún no había cumplido tres años, comenzaba a ir a la Escuela Infantil de la Guardia Real, ubicada en el Palacio de El Pardo. Sus padres la acompañaban en ese primer día y ella, ataviada con su uniforme y su mochila, posaba nerviosa en la puerta.

Allí permanecería un curso para luego trasladarse a otro colegio, escogido a conciencia por Felipe VI y su esposa. Se trata de Santa María de los Rosales, un centro privado ubicado cerca de Zarzuela, en la localidad madrileña de Aravaca, donde el Rey había estudiado previamente. Con un coste aproximado de 7.000 euros anuales, además de las asignaturas curriculares, contaba con actividades extraescolares relacionadas con la música, los deportes y los idiomas.

Leonor empezaba sus estudios en 2008 y se graduaba en 2021 tras completar la ESO. Allí hizo la Primera Comunión, vestida con uniforme al igual que el resto de sus compañeros, y también realizó los pertinentes viajes al extranjero, como el campamento al que asistió en Estados Unidos en 2019.

En Santa María de los Rosales, la Princesa de Asturias no sólo forjó grandes amistades, también pudo disfrutar de cierta normalidad, aunque la presencia de los escoltas dejaba claro la importancia de su ilustre alumna. Uno de los hechos más comentados de su etapa escolar fue el cambio del menú del centro, ordenado por la reina Letizia con la intención de que la alimentación fuera más sana y equilibrada. Así pues, se eliminaron los rebozados y los alimentos procesados o ricos en grasas. También se reforzó la seguridad, aumentando el tamaño de las vallas del centro.

Unos meses antes de terminar la ESO, los Reyes comunicaron que la heredera estudiaría dos años de bachillerato internacional en el UWC Atlantic College de Gales, un centro perteneciente a los Colegios del Mundo Unido, conocido como Hippy Hogwarts por su parecido con el castillo de Harry Potter y su revolucionario método lectivo basado en la interculturalidad. Era la primera vez que Leonor dejaba palacio para vivir de manera independiente lejos de casa, compartiendo habitación con otras chicas y dejando el título de Alteza Real en el cajón.

Este internado, en el que también estudiaron otros royals como el rey Guillermo de Holanda, Elisabeth de Bélgica y Raiyah de Jordania, tuvo un coste de 76.500 euros, para los dos cursos. La cifra fue sufragada por los Reyes de su propio bolsillo. Fue el paso previo a su formación castrense de tres años, durante la cual pasará por los tres Ejércitos y que culminará en 2026. Leonor es bilingüe en inglés, habla francés con soltura y tiene nociones de chino y árabe. También ha demostrado su dicción en catalán y toca el violonchelo.

Otro de los momentos clave que marcaron el camino al trono de Leonor fue la abdicación de su abuelo, Juan Carlos I, el 18 de junio de 2014 en favor de su hijo, Felipe de Borbón, que convirtió a nuestra protagonista en la nueva Princesa de Asturias. Además, pasaba a ostentar los títulos de Princesa de Girona y Princesa de Viana, correspondientes a los primogénitos del Reino de Castilla, de la Corona de Aragón y del Reino de Navarra, y el de Duquesa de Montblanc, Condesa de Cervera y Señora de Balaguer.

El 31 de octubre de 2015 con motivo de su décimo cumpleaños, el Rey concedía a su primogénita el Toisón de Oro, la máxima condecoración que entrega la Corona y que, en su día, él mismo había recibido de su padre, Juan Carlos I y éste, del suyo, Juan de Borbón.

Habría que esperar hasta enero de 2018 para la entrega oficial de la distinción a Leonor, que tuvo lugar en el Palacio Real y que supuso el primer acto oficial de la Princesa. Luciendo un vestido azul y con el pelo recogido con una trenza lateral, ella escuchaba con atención las emocionadas palabras que le dedicaba Felipe VI.

"Hoy, Leonor, das un paso simbólico y muy significativo para tu preparación y tu futuro (...) Este Toisón que te acabo de entregar -y que sé que recibes con alegría y consciente de su importancia-, aparece en tu escudo de armas como un símbolo que te recordará las exigencias que impone ser la Princesa Heredera", empezaba diciendo.

"Recibir este Toisón implica para ti unas responsabilidades especiales, que habrás de asumir inspirada por los valores e ideales más profundos; valores que deberás albergar y fortalecer día a día en tu corazón. Porque todas tus acciones deberán guiarse por el mayor sentido de la dignidad y la ejemplaridad, por la honestidad y la integridad, por la capacidad de renuncia y de sacrificio, por el permanente espíritu de superación, y por tu entrega sin reservas a tu país y a tu pueblo", confesó en su discurso.

A continuación, le marcó el camino a seguir: "Deberás respetar a los demás, sus ideas y creencias; y amarás la cultura, las artes y las ciencias, pues ellas nos dan la mejor dimensión humana para ser mejores y ayudar a progresar a nuestra sociedad (...). Tu familia estará siempre a tu lado: especialmente tu madre y también Sofía, que estarán contigo apoyándote; también tus abuelos; y por supuesto yo, tu padre, que sabes que confío en ti plenamente y que me siento enormemente orgulloso".

Vetado durante siglos a las mujeres, en 1985 Juan Carlos I concedió por primera vez el Toisón a sus homólogas, las reinas Beatriz de Holanda. Margarita de Dinamarca y Isabel II de Inglaterra.

Fue en 2019 cuando Leonor pronunció su primer discurso público, precisamente en los premios que llevan su nombre. La comunicación es una de las piezas clave del cargo que tendrá que desempeñar en un futuro. Para ello cuenta, sin duda, con la mejor maestra que puede tener: una experiodista como su madre. Igual que Letizia ha ayudado a Felipe VI a mejorar su dicción y a perfilar sus declaraciones públicas, no hay duda de que también lo hace con la Princesa.

El cambio de Leonor entre aquel debut sobre el atril del Teatro Campoamor en Oviedo de hace cinco años y el último que pronunciaba el pasado 20 de octubre de 2023, días antes de cumplir 18 años, es evidente.

En su primera comparecencia, con solo trece, mostró seguridad y aplomo con un discurso lleno de referencias personales y con una oda a las tradiciones. "Mis padres siempre nos han hablado a mi hermana, la infanta Sofía, y a mí de Asturias, de su cultura, historia y tradiciones", dijo.

En 2020, en plena pandemia Covid, tuvo palabras de orgullo y aliento para los jóvenes, pidiéndoles además responsabilidad. Al año siguiente, ya sabiendo que iría a estudiar a Gales, nombró a su hermana Sofía en su discurso y confesó lo mucho que echaría de menos España. En 2022 hizo referencia a la crisis que afecta especialmente a los jóvenes y a su futuro. La hemos escuchado hablar en inglés, árabe o francés, siempre de una manera impecable y lanzando mensajes importantes que dan muestra de sus intereses y preocupaciones.

En los Premios Princesa de Asturias 2023 la heredera pronunciaba su discurso más importante, el último siendo menor de edad y antes de que su papel en la Corona adquiera una relevancia definitiva tras el juramento de la Constitución. El párrafo más importante fue este: "El día 31 cumplo 18 años y tendré el honor de jurar la Constitución, con lo que eso significa para mí, personal e institucionalmente. Lo que puedo decirles es que entiendo muy bien y soy consciente de cuál es mi deber y de lo que implican mis responsabilidades".

Leonor subía al atril, algo más nerviosa que de costumbre. Sonia El Hakim, presidente de la Asociación Española de Comunicación no verbal, analiza la actitud de la futura Reina mientras hablaba al auditorio en Oviedo. "Es una joven de casi 18 años que está pendiente de leer y de no equivocarse. El discurso no lo ha escrito ella, así que hay poca conexión emocional entre el texto y su actitud. En el momento en el que habla de sus deberes y responsabilidades lo hace sin mirar el papel, como una parte que sabe que es importante" asegura.

Es evidente que la Princesa de Asturias estaba algo más nerviosa que en años anteriores, "seguramente por el contexto, como le pasaría incluso a las más experimentadas, por la repercusión que tiene ese acto. Es absolutamente normal. Lo que sí me llamó la atención es la voz más grave. Se le va a quedar una voz radiofónica como la de su madre, y eso está muy bien. Además, el año pasado se quedó unos segundo en el atril mientras la aplaudían, pero este ha corrido a colocarse de nuevo junto a la Familia Real buscando esa protección y ese apoyo".

La imagen pública de la heredera al trono también importa, y mucho. Sus elecciones estilísticas van ligadas a su faceta oficial y al mensaje que se quiere transmitir. En este terreno, de nuevo, Letizia es la luz que guía a su primogénita, trasmitiéndole la importancia de ser una gran embajadora de la moda española y dándole pautas certeras para acertar en cada aparición.

Durante su niñez, tanto Leonor como Sofía dieron sus primeros pasos fashion con dulces vestidos naif de firmas made in Spain como Pili Carrera o Nanos en sus años de infancia y luego otras como Zara o Mango. A medida que ha ido creciendo, Leonor ha ido aportando a su código de vestimenta su sello personal, con muchos puntos en común con su madre, como su pasión compartida por Carolina Herrera.

De hecho, son muchas las ocasiones en las que ha asaltado su armario para ponerse alguna de sus prendas. En 2021, para un acto oficial en Cartagena, lució un abrigo blanco de Adolfo Domínguez que Letizia había estrenado meses antes. En enero de 2020, también llevó una trenca negra de Fay que su madre guardaba desde hace años en su ropero.

La pasada Semana Santa, la Princesa le quitó un chaleco gris largo para su visita a Chinchón y en la confirmación de Sofía le pidió prestadas sus alpargatas azules de la firma Calzados Picón. Además, se ha puesto varias veces algunos de sus pendientes. Claro que esos robos son mutuos, pues la Reina ha vestido en diferentes ocasiones prendas y zapatos de su hija mayor. Tener una altura y un estilo similar, ayuda.

En los últimos años, la Princesa de Asturias ha tomado ejemplo de su madre apostando por pequeñas firmas españolas como Cayro Woman o Miphai, esta última creadora del vestido azul tipo Audrey Hepburn con el que sorprendió en los últimos Princesa de Girona. Se ha atrevido, incluso, con patrones poco protocolarios como vestidos con aberturas y muy cortos; es la evolución fashion de la heredera, que ya figura entre una de las más estilosas de su generación.

Si en la época de preadolescencia la modista de Zarzuela modificaba alguna de sus prendas para hacerlas más recatadas, ahora la Princesa de Asturias impone su sello personal a sus looks. Cuenta con la colaboración de la estilista de Letizia. En el libro Leonor: estilo de una Borbón y Ortiz, el periodista y experto en moda Jesús Reyes lo deja claro: "Siempre he sido consciente de la verdadera influencia de doña Leonor en las personas jóvenes de nuestro país".

Sin duda, Leonor será la mejor jefe de Estado preparada porque, además, es la primera mujer de la Familia Real en tener formación castrense: algo histórico que refuerza el papel femenino en las Fuerzas Armadas. Sigue así la estela de otras princesas europeas que también han pasado por el Ejército, desde Kate Middleton, pasando por Victoria de Suecia o Elisabeth de Bélgica.

Tras graduarse en Gales, la heredera hablaba por primera vez de la aventura que estaba a punto de comenzar. "Acabo de terminar el bachillerato y estoy a punto de iniciar una nueva etapa con un periodo de formación militar. Y, más allá de mi responsabilidad, estoy contenta porque sé cuánto valoran los españoles a nuestras Fuerzas Armadas. Es un momento importante en mi vida y me siento con muchas ganas, y convencida, de seguir aprendiendo y entregando mi mejor ánimo en fortalecer valores con los que he crecido", confesaba en su discurso.

La primogénita de Felipe VI ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza el 17 de agosto de 2023 y lo hizo "con muchas ganas", según sus propias palabras, aunque también con "nervios". Allí estudia dos años en un solo curso, con especialidad en infantería. El pasado 7 de octubre, finalizaba el primer periodo jurando bandera en una ceremonia castrense donde desfiló vestida de uniforme con su boina roja de combatiente.

Felipe VI, orgulloso, le dedicó estas sentidas palabras: "Leonor, recuerda que el compromiso que has asumido conlleva la mayor responsabilidad con España. Sabes bien, como Princesa Heredera, que la Corona simboliza su unidad y su permanencia. Sé que el juramento solemne ante esta bandera y el cariño por esta tierra zaragozana y aragonesa que te acoge formarán parte de tus mejores recuerdos. Sé que siempre tendrás presente que tu responsabilidad, en cualquier circunstancia y en todo momento, es servir a España con toda tu energía y determinación, con verdadera pasión".

El siguiente paso es integrarse en el segundo tramo del curso, del que saldrá siendo alférez-alumna. La instrucción de la Princesa continúa en la Armada, en la Escuela Naval Militar de Marín (Pontevedra) y el Buque Escuela Juan Sebastián El Cano -como hizo su padre-, donde adquirirá el título de Guardiamarina.

Finalmente, en el curso académico 2025-2026 pasará por la Academia General del Aire de San Javier (Murcia). Allí adquirirá conocimientos de la escuela de paracaidismo, de formación aeronáutica y recibirá clases de tres modalidades distintas de vuelo, como caza y ataque, transporte aéreo, militar y helicóptero. Una vez finalizado este periodo de tres años recibirá su despacho de Teniente de los tres Ejércitos, al frente de los cuales será Capitana General y Jefa Suprema de las Fuerzas Armadas. La futura Leonor I, Reina y primera mujer en ostentar estos títulos en la monarquía española.

Poco se conoce de la faceta más personal de Leonor, debido a la firme protección de su privacidad. Aún así, se conocen pequeñas pinceladas, como que le apasiona el ballet y el cine, como se ha podido comprobar en algunas salidas familiares con los Reyes. En lo que se refiere al deporte, el esquí, la natación y el tenis están entre sus preferidos.

Para descubrir aspectos de su personalidad, el análisis grafológico de su firma, en distintas etapas de su vida, resulta muy útil, ya que permite conocerla un poco mejor y ver también cómo se ha ido transformando.

Macarena Arnás, grafóloga, escritora y coach, analiza sus distintas rúbricas, aportando datos muy interesantes sobre la mujer que está destinada a reinar en España. "Es la primera firma de Leonor (en una tarjeta navideña de 2012), vemos que su letra está muy condicionada por los cuadernillos de caligrafía con los que le han enseñado a escribir. Es una letra muy curva y aparecen falsas uniones, esto es muy típico en los niños cuando todavía no tienen mucha psicomotricidad caligráfica. Esto nos estaría indicando que es una niña muy sensible y tímida", asegura.

Al año siguiente, con ocho ya cumplidos, la Princesa hace su primera firma como tal, no sólo se limita a escribir su nombre: "Reduce un poco el tamaño de la letra y hace una rúbrica que es envolvente y finaliza con un punto. Esto es muy significativo, porque indica por un lado que es reservada, pero ese signo revela también que es meticulosa y observadora".

Pensar que su madre es un ejemplo para ella es más que lógico y queda reflejado en su caligrafía, pues cambia su manera de hacer la primera letra y la asemeja a la forma de escribirla de Letizia. "Empieza por la letra L y luego continúa con el nombre, es muy habitual en los Borbones. Es algo habitual, porque a esa edad se suele imitar las firmas de los familiares o de gente que ellos admiran. Nos estaría indicando que Leonor es organizada y no demasiado impulsiva. El punto permanece pero está más cerca, lo que revela su carácter detallista y meticuloso".

Se ha hablado mucho de la supuesta mala caligrafía de la Princesa, que no parece haber evolucionado demasiado a lo largo de los años, pero Macarena da un dato importante: "Eso marca que no es una niña influenciable por el entorno, fiel a sus principios, y por tanto que tiene mucha personalidad".

En 2020, ya elimina el punto de su firma, lo que se traduce en que va ganando naturalidad y espontaneidad. Al año siguiente, "al escribir Princesa de Asturias la barra de la T es un poquito más alta que en años anteriores, lo que indica que tiene la necesidad de imponer su propio criterio". Leonor es zurda, pero a juicio de la experta eso no ha influido en su caligrafía.

Toda Reina necesita una mano derecha, una persona dentro de la familia que sea su bastón en los buenos y malos momentos. La princesa Margarita de Inglaterra, pese a su perfil controvertido, lo fue para Isabel II.

En una entrevista con la revista Radio Times cuando tenía 39 años, la hermana de la Reina británica confesaba: "Elizabeth tiene aura. Me causa mucha impresión cuando entra a una habitación. Es una especie de magia. A mi humilde manera, siempre he intentado quitarle algo de la carga que lleva mi hermana. Ella no puede hacerlo todo... y aprovecho la oportunidad para ayudar. A veces puede ser muy formal y aburrido, pero ahora sé cómo combatirlo. Depende de uno no aburrirse".

Lo mismo sucede con Benedicta, hermana de Margarita II de Dinamarca, que incluso ha sustituido a la soberana en sus deberes reales cuando ésta ha pasado por problemas de salud. La Infanta Sofía también será el mayor apoyo de la futura Leonor I de España cuando llegue al trono.

La especial relación de las dos hermanas se hace evidente en cada aparición pública, desde que eran pequeñas hasta la actualidad. Sólo se llevan un año y medio de edad, lo que hace que hayan ido creciendo a la vez, compartiendo a la par momentos relevantes.

La segunda hija de los Reyes nació el 29 de abril de 2007 y su llegada fue crucial para el problema sucesorio. Al ser otra niña y no un varón, el puesto de Leonor en la lista de acceso al trono estaba asegurado.

Cuestiones dinásticas aparte, la primera imagen que tenemos de la Princesa de Asturias mirando con devoción a Sofía fue a la salida del hospital tras su nacimiento: Letizia llevaba a la recién nacida en brazos y la primogénita iba con su padre. A partir de ahí, los gestos cariñosos entre ellas han sido constantes.

Las dos hermanas han compartido muchas primeras veces: su debut en el Día de la Hispanidad, en los Princesa de Asturias, en la misa de Pascua... También han tenido experiencias paralelas: han estudiado en el mismo colegio, el Santa María de los Rosales de Madrid, y la Infanta ha seguido los pasos de Leonor en el internado UWC Atlantic College de Gales, donde también estudia bachillerato intencional.

Es habitual ver a las hijas de los Reyes cogidas de la mano y dedicándose tiernos gestos, lo que a nivel de comunicación no verbal muestra la complicidad que existe entre ambas, aunque sus personalidades son muy diferentes. La Infanta es una apasionada del fútbol, tiene un carácter menos tímido que Leonor y un estilo menos protocolario a la hora de vestir, debido en gran parte al diferente puesto que ocupa en la institución. Aún así, son almas gemelas.

Leonor alcanza su mayoría de edad y empieza una nueva etapa. Hasta el momento, la Princesa de Asturias no ha tenido agenda oficial personal como tal, aunque ya ha ido haciendo sus primeros pinitos con dos actos en solitario y otros tantos acompañada de su hermana, la infanta Sofía. Los temas que en un futuro tengan relevancia en sus deberes reales aún están por determinar, pero ya se pueden ir adivinando algunos de los que más le interesan.

Sigue el legado de sus padres, que le han inculcado el amor por la cultura y también el respeto y el conocimiento de las instituciones. En 2016, asistió por primera vez a la apertura de la Legislatura en el Congreso de los Diputados, un acto imprescindible en su formación como futura jefa de Estado. Además, con 13 años leyó en público un artículo de la Constitución, el número uno concretamente, con aplomo y seguridad: esa misma Carta Magna a la que presta juramento en su mayoría de edad.

La influencia de Letizia en la preparación de la Princesa es evidente. Nadie mejor que ella para enseñarle el mundo fuera de los muros de Zarzuela y para guiarla en el camino de la comunicación. Tanto en la preparación de los discursos (al igual que ha hecho con su marido, Felipe VI) como en el mensaje que ha de transmitir su imagen y la naturaleza de los actos a los que acude.

Con la Reina, Leonor ha ido al teatro, al cine, a la ópera... Una clara manera de apoyar el arte. Además de su presencia en los premios Princesa de Girona y de Asturias, títulos que ostenta la heredera, y de los actos militares como el desfile de la Hispanidad, ha habido citas institucionales que marcan el camino de baldosas doradas por el que transitará la futura Reina.

Su empatía y preocupación por las personas quedó patente en mayo de 2020, cuando Leonor, acompañada por su hermana, lanzó un mensaje público en plena crisis del Covid-19 desde el Pabellón del Rey, su residencia en Zarzuela. Fue una manera perfecta para acercarse a los adolescentes de su edad y de solidarizarse con las víctimas. "Todos sois importantes", dijo.

En marzo de 2021, debutó en su primer acto en solitario. Se trataba de la celebración del 30º aniversario de la creación del Instituto Cervantes, donde no pronunció ningún discurso pero sí se interesó por las personas que viven lejos de sus familiares y que no habían podido visitarlos a causa de la pandemia.

Asimismo, en abril de 2022 acudió junto a sus padres a un centro de refugiados ucranianos en Pozuelo de Alarcón (Madrid), donde pudo comprobar en primera persona el sufrimiento causado por la guerra. Del mismo modo, el verano de 2023, la Princesa de Asturias, su madre y su hermana realizaron una visita privada a una granja escuela que integra a personas con discapacidad en Mallorca.

Las causas sociales estarán sin duda muy presentes en su labor. Sin olvidar el apoyo al deporte, en especial al femenino. la heredera lo demostró asistiendo como invitada de honor a la final de la Eurocopa en Londres.

Las condecoraciones, joyas familiares y tiaras son representativas para una jefa de Estado y forman parte de su imagen pública y de la escenificación de los vínculos históricos. El primer símbolo que le fue entregado a Leonor fue el Toisón de Oro, cuando sólo tenía trece años. En su mayoría de edad, cuando jura la Constitución en las Cortes, la heredera recibe otra de las distinciones más importantes: el collar de la Real Orden de Carlos III.

Se trata de la máxima distinción honorífica que concede el Gobierno y que habitualmente se entrega a miembros de otras casas reales o jefes de Estado o de Gobierno. Aunque su origen estaba enmarcado dentro de la categoría de las órdenes de caballería, formalmente se convirtió en orden civil en 1847.

Fue creada por el rey Carlos III con motivo del nacimiento de su nieto Carlos Clemente de Borbón —primogénito de Carlos IV y María Luisa de Borbón, princesa de Parma—, el 19 de septiembre de 1771. Su finalidad era recompensar a aquellas personas que se hubiesen destacado especialmente por sus buenas acciones en beneficio de España y la Corona.

La condecoración está reservada para grandes acontecimientos o fotos oficiales: Juan Carlos I lo lució en la boda de Felipe y éste lo portaba en su casaca militar en uno de los retratos de la Casa Real.

Además, con motivo de su mayoría de edad, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre ha acuñado una moneda de plata, con el rostro de la Princesa y un valor de 40 euros, para conmemorar tal fecha. Se trata de una edición limitada de la que se fabricarán un máximo de un millón de ejemplares y que estará disponible para el público en el cuarto trimestre del 2023.

Tal y como se especifica en el BOE, está fabricada en plata de 925 milésimas y cobre, su diámetro es de 33 mm y su peso, de 18 gramos. En el anverso se reproduce la efigie de la Princesa, acompañada de la leyenda Felipe VI Rey de España y del año de acuñación. En la parte inferior de la pieza, en sentido circular y en mayúsculas, figura la leyenda Princesa Leonor. Ambos textos aparecen separados por una interpretación de la Cruz de la Victoria.

Otro de los símbolos que no pueden faltar en la historia de una Reina son las tiaras. Es tradición que la heredera reciba una como regalo en su 18 cumpleaños para poder coronar su cabeza en el estreno de esta nueva etapa y lucirla luego en futuros eventos reales de envergadura. Entre las diademas que forman parte de la colección de la Familia Real y que Leonor podría lucir en su debut se encuentran siete.

La Prusiana, que es la que llevó Letizia en su boda y también la Emérita, se postula como una de las favoritas. Le debe su nombre a que fue diseñada para la princesa Victoria Luisa de Prusia, abuela de doña Sofía, y está realizada en platino, diamantes y brillantes.

La Floral es una de las preferidas de la esposa de Felipe VI, fue realizada en París en 1867 y fue la elegida por la infanta Cristina para su enlace. Más sencilla y con poca altura parece ideal para una joven de 18 años como la Princesa de Asturias.

A estas hay que sumarle, la tiara Rusa de la reina María Cristina, viuda de Alfonso XII, de diamantes, platino y perlas; la diadema Cartier, que fue un regalo de Alfonso XIII a Victoria Eugenia o la tiara de 'La Chata', un encargo realizado en 1867 por Isabel II de España a la joyería Mellerio de París para su hija.

La terna se completa con la tiara Princesa, realizada en oro blanco y decorada con brillantes y perlas, que fue un regalo de Felipe VI a su esposa en su quinto aniversario de boda y que ella sólo ha lucido una vez. Falta una, la diadema Flor de Lis, que pertenece al lote de las llamadas 'joyas de pasar' y que es de uso exclusivo para las reinas, por lo que estaría a su disposición sólo cuando acceda al trono.