Los festejos taurinos de la Feria de Ronda se estrenaban a principios de septiembre con una novillada. Hasta aquí, lo de siempre. Sin embargo, se dio la circunstancia de que coincidieron dos mujeres en el cartel. La ganadera Pepa Jiménez y la novillera Olga Casado que, además, fue la triunfadora de la tarde. Era el segundo centenario del coso.

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La mujer, como en todas las facetas de la sociedad, participa cada vez más en el mundo del toro. Ganaderas, aunque pocas, siempre ha habido y cada vez hay más. Pepa Jiménez Beca (Madrid, 1977) tomó las riendas de la ganadería familiar Jiménez Pasquau en 2018, antes de que su padre, gran aficionado, se deshiciera de los pocos astados que mantenía.

Esta licenciada en Derecho, madre de cuatro hijos, está refundando la ganadería familiar. Es un proceso lento. Para ver cómo sale un novillo hay que esperar tres años. “Vamos por buen camino- explica- pero siempre hay incertidumbre. No me gusta correr. Todavía estoy probando los sementales".

Pepa Jiménez en un momento de la entrevista.

Dice con humildad que es nueva en este mundo en el que se está introduciendo poco a poco. Pero lo cierto es que sabe mucho y no es tan nueva. Ya de pequeña, cuando había tentaderos, se metía debajo de la mesa a escuchar las conversaciones.

En el cartel de la Feria de Ronda, usted iba como ganadera y la triunfadora fue la novillera Olga Casado. ¿Los tiempos están cambiando?

Fue interesante. Durante los días previos a la novillada oí algún que otro comentario burlón. Olga toreó con tal elegancia que calló muchas bocas, tiene una clase… Supo adaptarse al novillo, que para mi gusto era el mejor de la corrida. Me alegro de que le tocara a ella. Da igual que seas novillero o novillera, tienes que motivar al público.

¿El mundo de los toros está incorporando cada vez a más mujeres?

Siempre ha habido mujeres, pero no han sido tan visibles. Hay grabados de Goya en los que sale una mujer picando. Ganaderas ha habido, novilleras y toreras menos, pero ahora hay varias, Olga, Estrella Magán… Yo nunca me he encontrado con una mala cara, ni siquiera rara.

Cristina Sánchez dice que dejó de torear porque muchos toreros no querían ir en el cartel con ella.

Ella fue pionera y rompió muchas barreras. Ningún novillero ni torero se atrevería hoy a plantearlo. Hemos pasado página.

Pepa en un burladero con sus hijos antes de la novillada en la que la novillera Olga Casado salió triunfadora.

¿En qué momento usted decide hacerse ganadera?, ¿qué le impulsa?

Durante la crisis, en 2012, mi padre redujo la ganadería muchísimo. Era insostenible. Por romanticismo se quedó con 30 vacas y un par de sementales y, en 2017, decide deshacerse de todo.

Yo tenía una afición oculta. En el campo siempre iba mirando a todos lados, me metía debajo de la mesa cuando había tentaderos a escuchar las conversaciones… Pensé que era una oportunidad. Mi marido me animó y le propuse a mi padre hacerme cargo de la ganadería. Él me miraba sorprendido, incrédulo, porque a mi hermana y a mí no nos ha dejado intervenir en los temas taurinos de pequeñas. Estaba feliz.

¿Ha aprendido mucho de él?

Con él he aprendido muchísimo y sigo aprendiendo. Pero me hace tomar las decisiones: 'Si te equivocas tienes que ser tú, uno aprende equivocándose. Si veo que te vas a estrellar, te lo advertiré, igual que te daré mi opinión si me la pides…'

¿Cómo está yendo esta temporada?

Fenomenal. Hemos lidiado cinco novilladas - Estepona, Alcázar de San Juan, Atarfe- y ninguna ha sido un desastre, que ya es mucho. Ronda ha sido el colofón y Malagón, un pueblo de Ciudad Real, fue un exitazo la semana pasada.

¿En qué se distingue o se distinguirá su ganadería?

El nuestro es un toro con mucho cuerpo, fino, no es excesivamente bajo y con mucha nobleza. Buscamos la excelencia y poder triunfar en todas las plazas. Lo mismo que todos. Le hemos puesto tanta ilusión en este proyecto…

Pepa Jiménez con su padre y un hijo en un tentadero.

Hablaba su padre del difícil equilibrio entre la casta y la nobleza en los toros…

Sí. Es lo más complicado. La casta, la bravura y la nobleza son los tres pilares que hay que equilibrar. Si lo consigues te aseguras el éxito, pero ¡qué difícil!

¿Entre casta y bravura cuál es la diferencia?

No sabría explicártelo bien. Lo sé ver. La nobleza es que no tenga peligro, que no vaya a por ti. La bravura es cuando el toro se entrega a la pelea, al caballo, a la muleta. Que vaya fijo, no despistado. La casta sería su forma de ser. Hay que integrarlo todo para que te salga el toro excepcional.

En las novilladas no picadas, me falta ese punto del caballo porque en el caballo se ve mucho cómo es el toro, cómo empuja, cómo se entrega. Es fundamental.

¿Cuál es su toro ideal?

Que salga a la plaza con un trote maravilloso, que humille, que embista bien y que le permita al torero reflejar su arte. Si sale un toro maravilloso y el torero no puede reflejarlo, se pierde mucho.

¿Cuántos toros y vacas tiene?

Tengo alrededor de 95 vacas madres y siete sementales. Quiero aumentar la ganadería un poco más, sin llegar a un número que no pueda manejar. No tengo tan buena memoria como mi padre, pero sí me sé todas las vacas importantes. Hay datos que se me escapan. Me paso el día mirando, apuntando, intentando acordarme.

¿Cómo lo pasa cuando presencia una corrida suya?

Es como el examen final de carrera. Llevas trabajando en el proyecto durante tres años, en mi caso por ser novillos. Llegas a la plaza y quieres que todo salga perfecto. Igual te equivocas con las expectativas de un novillo y te sorprende otro. Es un momento maravilloso, pero de mucha tensión. Cuando acaba la novillada, me desplomo.

Gozos y sinsabores de un criador de toros de lidia.

Hay veces que hay más sinsabores que gozos. Para el mundo taurino en esta época todo son trabas. Tenemos que explicarnos y justificarnos muchas veces ante el mundo antitaurino. No es que sean más que nosotros, pero hacen más ruido.

Me duele cuando hablan desde el desconocimiento. Si conocieran este mundo, si vieran cómo cuidamos a este animal, entenderían muchas más cosas. Otro de los sinsabores es la gran decepción de llegar a un aplaza y ver que el toro no ha funcionado. Es un suspenso en toda regla y hay que tomar cartas en el asunto.

La selección genética no es matemática. 2+2 no es igual a 4. Hay saltos.

La genética es clave en la crianza del toro. Lo vemos también en nosotros: un matrimonio tiene seis hijos, dos son rubios, uno con carácter horrible, otro muy dócil… Pero siempre se parecen a algún antepasado.

La alimentación es también fundamental. No puedes cebar a un toro bravo. Tienes que alimentarlo y que tenga un peso adecuado. En algunas plazas se exige un toro muy grande. Yo discrepo, pero si quieres ir a Madrid tienes que llevarlo.

Otro punto importante es la sanidad. Es un trabajo muy exhaustivo que llevamos a rajatabla. Todos los días revisamos el ganado por si uno tiene una pezuña mal, el ojo, el pelo que les cambia…

¿También hace sus cábalas viendo cómo se comportan en el campo?

El manejo del toro en el campo es fundamental. En nuestra ganadería los tenemos apartados por novilladas y ellos se hermanan. Generalmente hay uno que pega a los demás. De entrada, no digo que no me guste, pero no es el que más me gusta. En cambio, al que le pegan suele ser el que más me gusta.

¿Por qué?

Es subjetivo. El que pega no suele ser el más bravo ni el que más se emplea en la muleta.

¿Gozos?

Muchísimos. El principal, compartir y poder disfrutarlo con mi familia. Luego, el gozo máximo es que salga bien. Ronda fue maravilloso. Ese día no podía dormir de la emoción.

Son momentos que no se olvidan. Si no existieran estos gozos, no existiría el mundo taurino. Estás todo el día luchando, que si se han peleado dos toros y se ha muerto uno que tenías vendido…

Hay expresiones que se emplean en el día a día propias de la tauromaquia como entrar al trapo, ver los toros desde la barrera… ¿Alguna que utilice a menudo?

Cuando brillan las alegrías digo:¡Olé! Es mi palabra fetén. Otras: Venga que nos pilla el toro, échame un capote…

¿Cómo está afectando la sequía al campo?

Muchísimo. Tenemos el campo en La Carolina, Jaén. Se nos han venido abajo varios pozos. No se trata de regar un jardín o un césped, se trata de dar de beber a unos animales que de lo contrario se mueren.

A 20 de septiembre sigue el campo arrasado, seco. Tenemos que echarles de comer mucho antes. El pienso se ha encarecido, la paja está por las nubes. Es una situación crítica. Están subiendo las temperaturas y cada vez llueve menos. No sé cuál es la solución para combatir el cambio climático, pero hay que hacer algo.

Los ganaderos coinciden en que para criar el toro bravo hay que tener una dosis de locura, ¿cuál la suya?

Más que locura es pasión. Tengo tanta pasión en este proyecto… Hay veces que puedes rozar la locura porque te obsesiona. Estoy todo el día pensando que si la vaca tal ha parido un macho o una hembra, que me voy a las reatas… Si no fuera por esa pasión, ese disfrute, esa locura, no lo haríamos porque rentable no es.

¿Hay alguna ganadería rentable?

Sí, pero muy pocas. Yo tengo los gastos muy controlados. Me encantaría tener una ganadería sostenible, que entre más o menos lo mismo que se gasta. Y voy a por ello. Pero estoy empezando. Por ahora es pura inversión.

¿Cree que la sociedad reconoce el valor ambiental que supone estas fincas con reses bravas?

Para nada. Sobre todo, el mundo urbano. El toro de lidia es el guardián de la dehesa. Gracias a este animal se conservan más de 250.000 hectáreas, gran cantidad de especies, incluida la suya, no se talan los árboles y se evitan incendios.

Yo recomiendo un vídeo de dos minutos que ha editado la Real Unión de Criadores. Lo explica perfectamente. Si el toro no existiera, muchas dehesas desaparecerían y si no hay corridas de toros, el toro bravo desaparecerá.

Ahora está de moda el mundo rural, la España vaciada. Antes era muy duro, pero con la tecnología han mejorado muchísimo las condiciones, y hay mucha gente a la que le gusta trabajar en el campo.