El ingeniero Rafael Pablo Guillén Carmona junto a su invento para el montaje de puentes.

El ingeniero Rafael Pablo Guillén Carmona junto a su "invento" para el montaje de puentes.

Gran Empresa

El invento de un ingeniero español que sortea obstáculos para construir una estructura de 22 puentes prefabricados

El proyecto, liderado por Sacyr, se ha aplicado con éxito en Colombia y ya se está empleando en la construcción de otro puente en Chile. 

8 mayo, 2024 01:40

La construcción de un puente es una obra de ingeniería que ya requería de un toque de innovación desde los orígenes de la Historia. El propósito siempre ha sido salvar obstáculos para facilitar la conexión entre dos puntos.

En un principio, para comunicar las dos orillas de un río disponiendo piedras y troncos de árboles sobre él, para después ir creando estructuras más sofisticadas, más altas y con materiales cada vez más resistentes.

Los puentes constituyen así un elemento esencial para el progreso de la sociedad y de la economía, facilitando la movilidad de las personas y el intercambio comercial de productos. Y la tecnología siempre ha ido de su mano para ejecutar, con la menor dificultad posible, los proyectos que los ingenieros diseñan sobre plano.

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La tendencia en los últimos años en el desarrollo de técnicas que permita izar puentes a partir de piezas prefabricadas, especialmente las vigas que sostienen la infraestructura. Para ello, frente a las grúas convencionales que colocaban cada uno de los segmentos de este elemento se emplean lo que se llaman vigas de lanzamiento o lanzavigas.

Se trata de máquinas que colocan estas piezas listas para su montaje en puentes y viaductos. El tiempo de ejecución y los costes son menores, no requieren de grandes áreas para su instalación y pueden utilizarse sobre casi cualquier terreno. Con ese “casi” se encontró el director de ingeniería del proyecto Doble Calzada Pamplona – Cúcuta, Rafael Pablo Guillén Carmona, que la española Sacyr está llevando a cabo en Colombia.

22 puentes

Este proyecto consta de 22 puentes ubicados en un valle con pendientes muy pronunciadas. Cada uno tiene entre uno y cinco vanos –espacio entre un pilar y otro–, por lo que los lanzavigas convencionales, comunes en obras de grandes tramos, eran pocos viables.

Haciendo uso de su ingenio y conocimientos, Guillén Carmona consiguió resolver el problema con un diseño propio, impulsado por el programa de innovación abierta de esta constructora. El nuevo lanzavigas tiene capacidad para colocar vigas de hasta 43 metros de longitud, con una capacidad de 90 toneladas y una longitud máxima entre apoyos de hasta 48 metros de longitud.

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“Con este diseño se reducen costes en comparación con un lanzavigas convencional, ya que tiene mucha menos estructura metálica a construir. Al no ser autolanzable, su montaje y desmontaje se realiza con grúas auxiliares, disminuyendo el tiempo de maniobra de dos semanas a dos días”, explica su inventor.

Al tener componentes livianos y modulares, la carga y el transporte de las piezas de un puente a otro es sencillo y no requiere de maniobras especiales para adaptarse a los radios ni pendiente de la vía. Un lanzavigas convencional cuenta con muchas piezas y su traslado supone una cantidad considerable de viajes, que, cuando las distancias son largas, puede tener un impacto importante en coste y tiempo. En este caso, se requieren sólo dos o tres viajes para trasladar toda la estructura.

También se reduce el número de operadores necesarios. Cuatro son suficientes para el montaje y manejo del lanzavigas y otro especializado para maniobrar los dos puentes grúa, aseguran desde la compañía.

Además, “con el montaje de la totalidad de vigas previstas en esta obra, se amortiza el 100% del coste del equipo, lo cual permite a la empresa contar con el lanzavigas para futuros proyectos disminuyendo considerablemente el coste de ejecución de vigas al estar resuelto ya su montaje”, explica Carlos Rojas, director de Estructuras del proyecto.

Aprovechar el conocimiento

Debido a que todos los trabajos de diseño y planificación de montajes se realizaron con personal técnico de la empresa (ingenieros de obra y oficina central), el conocimiento adquirido ya se está reutilizando en otro proyecto. Este nuevo sistema también se está empleando para instalar las 62 vigas que componen la infraestructura de un puente de 1,8 kilómetros de la región del Biobío (Chile), que reemplazará al actual, que data de 1889. 

En este proyecto, el lanzavigas diseñado por el ingeniero Guillén Carmona está compuesto por tres pórticos y una celosía de 92 metros de longitud, con capacidad para levantar 140 toneladas sobre el lecho del río. Actualmente, el proyecto lleva 300 pilotes instalados, de un total de 334.

Además del puente, el proyecto prevé la construcción de un nuevo túnel a través del Cerro Chepe, que tendrá dos vías férreas y una longitud de 327 metros.